Algo en mi me decía que todo esto no podía seguir así. El nivel de consumo de objetos innecesarios estaba llegando al límite.
La acumulación de objetos en casa ya era insostenible y la sensación de no poder cambiar el mundo empezaba a agobiarme.
Hasta que un día empecé a cambiar hábitos de consumo y de organización. Uno de los primeros cambios que hice fue dejar de comprar todos los alimentos en el supermercado y empecé a ir a tiendas específicas, la carnicería, la frutería, la pescadería… con esto ya reduje mucho la cantidad de envases de plástico que entraban en casa. Sí que es cierto que quizás requiere un poco más de tiempo, pero el cambio vale la pena al reducir envases y a la vez aumentar la calidad de los productos.
A raíz de este cambio dejé de utilizar las bolsas típicas de congelado para congelar la comida y el papel de film que usaba para separar las raciones. En su lugar empecé a reutilizar las bolsas de la fruta y los plásticos que ponen para separar la carne ( que por mucho que les digas que no lo pongan, parece que no lo escucharan…) Cuando coloco toda la compra o cuando descongelo para cocinar, los lavo y los guardo en una cajita, así los tengo listos para la próxima vez.
Otro cambio que hice cuando se empezaron a comercializar las bolsas de rafia para la compra fue hacerme con algunas y llevar unas en el coche y otras en el carro de la compra, casi nunca tengo suficiente sólo con el carro cuando voy a comprar. Además empecé a llevar una o dos bolsas plegables en el bolso, esto es cierto que empecé a hacerlo cuando comenzaron a cobrar por las bolsas, pero la verdad es que una vez que te acostumbras, funciona muy bien y siempre tienes una bolsa por lo que pueda pasar.
También me las apañe para tener en casa recipientes para los distintos tipos de desechos. Tengo para el cartón, el vidrio, loes envases, para los residuos no aprovechables y para la materia orgánica, aunque es cierto que este no lo uso siempre, en verano tarda menos en descomponerse y emite más olores. Por otro lado tengo también un espacio contenedor en el que voy acumulando objetos que tienen como destino el Punto Verde, lo voy llenando con objetos que se van estropeando y un par de veces al año los llevo para su gestión.
En fin estos fueron mis inicios con el Zero Waste, cuando todavía no sabía no que se llamaba así. Hoy en día aplico más cosas y voy aprendiendo sobre cómo eliminar los residuos al máximo. Al final es un proceso que hay que ir implementando cada uno a su ritmo y sin agobiarse, asimilando los cambios con naturalidad y sobre todo con consciencia.
Si te apetece puedes compartir tu camino en los comentarios. Te leo…